lunes, 1 de octubre de 2007

Cada minuto de alegria prepara un año de lagrimas.

Cuando C. me llamo el sábado para decirme que había roto con su novio, me sentí aliviado. Estaba muy preocupado por ella. Su tono de voz era triste. Parecía que habia desconectado y que su mente vagabundeaba mientras recorría las hileras de estanterías con ropa que no llego a comprar.

Tuve que asistir a un tedioso partido de basket acompañado de un grupo de compañeros de trabajo y como a mi el deporte me gusta lo justo, pase el partido enviándole sms y tratando de conversar con ella. Estaba distante, confusa y poco comunicativa.

Por la tarde, cuando por fin pude hablar con ella, mientras volvía de su ciudad, me encontré con su voz distendida y vivaracha. Estaba contenta y tranquila. En principio me alegre y se lo dije. Pero de inmediato me sobrevino una sensación casi dolorosa:

- ¿Has hablado con tu músico?
- Si
- Y ¿Cómo habéis quedado?
- Mejor
- ……
- Que quiere decir mejor?
- Hombre, hemos decidido aflojar un poco y vernos para hablar…

Cagada. Si habíamos dado un paso atrás, ha sido únicamente para tomar impulso. Tiene toda la pinta de afianzarse. Trato de convencerme de que nosotros seguiríamos igual, que no quería hacerme sufrir –ni a mi, ni a el- pero en el transcurso de la conversación se dibujaron escenarios de su relación que no solo no rechazo de plano, sino que los acaricio como se abraza a un antiguo que ya habíamos dado por imposible y habíamos arrumbado en el baúl de los recuerdos.

Le hable de verla casada –“eso nunca”-, de vivir con el –“bueno eso……-, le dije que no la veía como ama de casa –“ me encantaría ser ama de casa, pero podría trabajar”- ni como señora de – “me encontrarían trabajo”-. Sentía como seguía el camino de dejarme y marcharse definitiva.

Tanto en esa conversación como en el posterior intercambio de sms nocturnos, trato de hacerme ver lo mucho que me necesita y lo importante que soy para ella. Aunque mi tono puede dar que pensar otra cosa, lo cierto es que la creo. Estoy seguro. Es mas, necesito creerla, pero eso no impide que mi capacidad prospectiva y mi insitito me digan que la estoy perdiendo, que se me escapa como arena entre los dedos. Y no lo puedo remediar.

No he pegado ojo en toda la noche y esta mañana he tenido que llamarla pidiéndole que me diera que me quiere y que no me va ha dejar. Me lo ha dicho, y me ha pedido que sea mas positivo. Pero yo no puedo. Algo me dice que esto se acaba y no hay quien lo pare.

A la hora del almuerzo, bueno casi del aperitivo nos hemos vuelto a ver. Todo me ha quedamos mas claro, bueno en realidad mas oscuro. Poco a poco ella ha recuperado el control de su vida, mientras que yo sigo sin saber.

Además de recriminarme mi neurótica manía de investigar sobre su novio, me ha expuesto con claridad y con serenidad lo que ocurre, aunque no me ha descubierto gran cosa, únicamente ha venido a confirmarme lo que yo ya preveía.

Ella me quiere, me quiere mas de lo que ahora quiere a su novio. Por esa razón no ha querido avanzar en su relación. A la vez, ha esperado para que yo decida que quiero hacer si me separo o no. Puesto que yo no me decido a separarme –no puedo enterrar 24 años de mi vida en 15 días, sin una causa aparente y sin que se sepa que es por causa de C- y aunque ella lo entiende perfectamente, ha decidido avanzar en su relacion, dejar caer el lastre que yo supongo y montarse una nueva vida con el musico de los cojones