miércoles, 3 de octubre de 2007

La belleza de una flor.

Hoy he comprado flores. Iris y nardos. Los nardos tienen una belleza muy minimalista, poco llamativa, pero su perfume impregna cada rincón de la estancia en la que los colocas.

Los iris, sin embargo, tienen una aspecto delicado y sutil que combina dos colores casi incompatibles, como son el malva y el amarillo. La naturaleza es sabia, una vez mas, y nos muestra la belleza en un estadio basico y esencial, de suerte que siempre nos parece casi un descubrimiento que acabamos de hacer por primera vez.

Resulta curioso que los iris sean la flor de una planta bulbacea, como los tulipanes, por ejemplo. Es el mito del patito feo llevado al extremo, puesto que ¿hay algo mas deforme que una cebolla? y sin embargo, de un bulbo semejante a una cebolla, surge una flor bella, delicada y sutil que ha llegado a ser el simbolo de una casa real (si, los Borbones). Por eso yo siempre he pensado -y he ejercico- que tras un aspeco inicialmente feo o incomodo, se podia esconder una belleza sutil y resistente.

Supongo que por eso soy un enamorado de los tulipanes -sobre todo los "princesa irene"- y de los iris. Como lo soy de las obras de botero o de los edificios de Mies van der Rohe, o de los muebles de Alvar Aalto. Supongo que a estas alturas de mi vida, el concepto de belleza se ciñe a algo mucho mas esencial que la mera contemplacion del exceso de artificios que nos otroga el tiempo que nos ha tocado vivir.

Quiza por eso prefiero la belleza serena y madura de alguien como C, tan esencial y discreta. Supongo que para compensar mis excesos, mi vanidad, mi presuncion, mi jactacia, mi pedanteria y mi incontenible tendencia a tratar de se el centro de todas las miradas.

Supongo que existe un mecanismo universal de compensacion que lleva a que tipos como yo conozcan a pesonas como C y se enamoren perididamente, hasta necesitarlas como "el aire que exigimos trece veces por segundo, para ser" que hubiera dicho el poeta.

Solo se que si hoy se acabara el mundo, me gustaria compartir ese ultimo instante con ella.


PD:Las flores eran para C. se las he llevado a casa y le han gustado. Por supuesto me ha recriminado el hecho de regalarle flores, pero que leches: no me puede prohibir que la quiera, asi que no me va ha prohibir que haga una de las cosas que mas me gusta en el mundo: comprar flores.

Nos hemos sentido emocionados, a penas han sido unos minutos, nos hemos besado y he visto titilar sus pupilas al hacerlo. Sin embargo sus labios se han covertido en una frontera inexpugnable, tras la cual su lengua se ha escondido, privandome de su humedad y su pasion.

Lo entiendo, no me gusta pero lo entiendo. Me preocupa que poco a poco, en aras de guardar respetos, de acallar pasiones o de disimular deseos, este y otros gestos analogos, acaben con la pasion, que sin duda existe y que nos une.