jueves, 20 de diciembre de 2007

Boleros



No me platiques más
lo que debió pasar
antes de conocernos
se que has tenido, horas felices
aún sin estar conmigo.

No quiero yo saber
que pudo suceder
en todos estos años
que tu has vivido con otras gentes
lejos de mi cariño.

Te quiero tanto que me encelo
hasta de lo que pudo ser
y me figuro que por eso
es que yo vivo, tan intranquilo.
No me platiques ya
déjame imaginar
que no existe el pasado
y que nacimos, el mismo instante
en que nos conocimos.
Vicente Garrido


Anoche disfrute de una magnífica noche cubana. Cene en un “paladar” maravilloso –la Cocina de Lilia- El entorno era magnifico, la decoración encantadora y la comida muy buena. Solo las voces estridentes de un francés encantado de haberse conocido y bastante maleducado, que ocupaba la mesa a nuestro lado puso la nota discordante. Por lo demás fue una noche perfecta, acompañado de unos amigos cubanos, que culmino con una visita al Gato Tuerto.

Cada vez que voy a La Habana, visito tres sitios: El Aljibe, que cocina un pollo magnifico con arroz congrí; El Delirio Habanero, que es el sitio perfecto para bailar –sobre todo si tocan Los Tres de La Habana- y El Gato Tuerto, el paraíso del bolero y el son. Me encantan los boleros, recogen experiencias vitales las convierten en poesía, le añaden un ritmo lento, calido y una vez cantadas se convierten en arte,

Ayer volví allí, al Gato Tuerto. Pase casi tres horas y di cuenta de una botella de añejo, disfrute de tres actuaciones deliciosas y pude escuchar los boleros de mi vida, todos aquellos que me llevan a recordar los mejores y los peores momentos de mi azarosa vida sentimental.

Los cante todos, pero fue cuando Raquel canto aquello de “Hace falta que te diga….” No pude evitarlo y mande un sms a una mujer a la que quiero mucho. Aquí eran casi las tres de la mañana y ella se acababa de incorporar a la vida laboral en España. Se que le gusto, se que le peso. A mi también, pero ya lo he dicho, no pude evitarlo.

Hoy volveré al Gato Tuerto –esta junto a mi hotel-, tomare menos ron, y me dejare el móvil en la habitación, para evitar tentaciones

martes, 18 de diciembre de 2007

Pablo y Yolanda

Yolanda
Esto no puede ser no más que una canción;
quisiera fuera una declaración de amor,
romántica, sin reparar en formas tales
que pongan freno a lo que siento ahora a raudales.
Te amo,
te amo,
eternamente, te amo.
Si me faltaras, no voy a morirme;
si he de morir, quiero que sea contigo.
Mi soledad se siente acompañada,
por eso a veces sé que necesito
tu mano,
tu mano,
eternamente, tu mano.
Cuando te vi sabía que era cierto
este temor de hallarme descubierto.
Tú me desnudas con siete razones,
me abres el pecho siempre que me colmas
de amores,
de amores,
eternamente, de amores.
Si alguna vez me siento derrotado,
renuncio a ver el sol cada mañana;
rezando el credo que me has enseñado,
miro tu cara y digo en la ventana:
Yolanda,
Yolanda,
eternamente, Yolanda.

Cuba siempre fue un país mítico para mi. Y Pablo, Pablo Milanes, su sonido. Fue hace años, en un concierto del cubano en Elche, en un campo de fútbol, en medio de un palmeral, en el mes de Agosto, Pablo comenzó el concierto respirando hondo, sintiendo el calor y la humedad. Entonces dijo: “Ah…. Esta deliciosa humedad. Como me recuerda a mi Cuba” Desde entonces, cada vez que vengo a La Habana y bajo a del avión y siento ese golpe de calor y humedad me acuerdo de Pablo.

Ayer por la tarde, mientras tomaba un daikirì en El Floridita, había una pequeña orquesta tocando, la cantante se dirigió a mi y me pregunto si me apetecía escuchar algo en particular, y sin saber porque, le dije de forma automática: “podría ser Yolanda de Pablo Milanes?” y ella contesto “Como no…”

Sonó preciosa, con una voz magnifica y un sonido muy calido. Pensé en Pablo, recordé que el escribió esa canción en los 70 dedicada a una mujer a la que amo profundamente y que le había abandonado por otro. Cuando Pablo la escribió, ella ya lo había dejado y el seguía enamorado, casi como un adolescente. Me recordo “no se que cosa” como dicen aquí, y una lagrima se abrio paso por mi mejilla. Es probablemente la cancion de amor mas bella del mundo.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Finalmente llovio.

Cada año por Navidad, mis compromisos profesionales me llevan a conicidir con C. en tres o cuatro eventos. Cada año he deseado que llegara la Navidad para poder tener la ocasion de pasar juntos parte de esas noches, un rato en publico -delante de todos- y otro rato a solas.

Como despues de esos dias C solia volver a casa de su familia, aprovechaba alguna de estas ocasiones para darle mi regalo de Navidad. Como ella nunca me compraba ninguno, se "enfadaba" y me decia que "no lo queria", que me lo "llevara", etc.... La verdad es que se lo quedaba porque le gustab y porque -aunque no le guste reconocerlo- yo siempre he sabido lo que le gusta -hasta ahora-.

El destino me ha alejado este año de tales circunstancias. Me ha arrastrado hasta La Habana, a muchos miles de kilometros de casa -desde donde escribo- como si no quisiera darnos la oportunidad de encontrarnos en esas circunstancias.

Sin embargo, un hecho luctuoso que nos ha afectado a ambos -profesionalmente- me obligo a llamarla ayer. Como de costumbre cuando esta en algun evento, rechazo la posibilidad de cogerme el telefono, hasta que le envie un sms. Cuando por fin me llamo, le explique el tema en cuestion. Ambos fuimos muy profesionales, pero al finalizar la conversacion, tras un lago silencio no pude menos que decirle que la echaba de menos. Ella constesto que ella tambien, y el radante sol de La Habana, fue mas brillante y mas calido.

Cuando colgo, fue cuando me di cuenta de que el cielo se oscurecia, tome concienca de que aquella frase que me habia hecho feliz, era eso, una frase. Seguro que era verdad, pero no significaba nada, absolutamente nada. Yo no puedo evitar pensar en ella cuando paseo por el malecon, cuando bailo salsa en algun lugar, cuando tomo añejo, cuanod compro libros en la plaza de Armas. Yo pienso en ella aqui, en cazorla, en mi ciudad, en todas partes, en cada sitio, en cada circunstancia.

Pienso como seria mi vida con ella, como sea sin ella, porque no me he atrevido a lanzarme a su piscina, porque no le pedie que no me dejara y me marche a su lado....

Ella me echa de menos, pero rapidamente su trabajo, su novio, su familia, un concirto de musica clasica o una juerga flamenca, le borran el pesar y a otra cosa.

El destino es bastante hijo de puta en ocasiones. No entiendo porque me ha traido hasta aqui, para joderme la estancia con el recuerdo de su partida. El cielo se ha nublado, una tromenta amenaza la tarde. Finalmente llovio