miércoles, 14 de enero de 2009

Me duele, luego existo.

UNO

Hoy, al comprobar como el dolor del abandono me impide que poder volver a sentir aquella deliciosa pasión, me he sentido como debió sentirse Enrique Santos Discepolo al escribir ese magnifico tango que lleva por titulo “Uno”.

Pero lo realmente jodido es que esa desazón genere dolor en otras personas que se entregan mas allá de lo exigible.

Se supone que el dolor debía mitigarse al cabo de un tiempo. ¿Por qué me martiriza y me persigue en cualquier relación?

Nunca creí que esto ocurriera -salvo en las novelas románticas- sin embargo, el jodido desamor esta amargando el resto de mi vida.