sábado, 29 de septiembre de 2007

Y AHORA QUE?

Nada mas terminar el post anterior, he llamado a C.

Le había enviado dos mensajes y no había obtenido ninguna respuesta, así que me he puesto nervioso y la he llamado.

Estaba triste y en un autobús. Así que no la escuchaba bien. Tampoco tenía muchas ganas de hablar. Finalmente me lo ha dicho: he acabado con mi novio. Me he quedado muerto.

Confieso que he deseado escuchar esas palabras desde el mismo día en que me dijo “se me ha acercado un pesado”. A partir de ese momento me senti fatal y desee que el “pesado” en cuestión fuera gay, impotente, o simplemente lo suficientemente imbecil como para que ella no se sintiera interesada nunca. Pero no hubo suerte.

Sin embargo me he sentido muy jodido por ella. He llorado. Encerrado en la biblioteca y he llorado como lloro cuando la echo de menos. Me sentía un carbón. Se que una parte importante del problema soy yo. Entiendo que ella no quería acercarse a mi para no joder mi matrimonio, pero en gran medida tambien lo hacia para no joder su relación con el músico.

La he llamado dos veces después y me he sentido fatal. Me ha dicho –de buen rollo- que no lo tenía claro, que parte del problema había sido nuestro acercamiento de esta semana. Que ya sabía que el músico no era el hombre de su vida, pero que se planeaba si no podía haber distintos tipos de hombre de su vida.

De sus palabras he deducido que echaba mas de menos al entorno de su novio que ha su novio. Cuando le he dicho que ya hacia días que se quejaba, se ha echado atrás y se ha enrocado: “desde que te veo con mas frecuencia”.

Lo he pensado mucho. Me he sentido muy mal. Me he sentido como un cerdo carbón dispuesto a joder cualquier posibilidad de que fuera feliz. El egoísta mezquino que en alguna ocasión me había acusado de ser. Un engreído estúpido que cree saber lo que le va bien y lo que no. Y lo he pasado muy mal. En mi casa todos han preguntado porque estaba serio, que había ocurrido, etc

Después de pensarlo un rato, he comprendido que no era del todo así. Entiendo que un tipo que hace mas de 1.000 Km. en dos días para verla, es un tipo que se esfuerza por ella. Pero lo que no comprendo, es que alguien recorra esa distancia para dormitar en un sofá, echar un polvo y marcharse.

C es una diosa, que se merece atención, cuidados, mimos, alegrías, regalos, flores, risas, sexo, pero todo espectacular. C. merece cualquier cosa, todo bueno, lo mejor. C. necesita que la mimen, que la atiendan, que la cuiden, incluso contra su voluntad. C lo da todo, por eso merece recibirlo todo, aún cuando no este educada para recibir. C es una diosa, y si alguien no la ve así, si alguien quiere hacer de ella una compañera pasiva, sumisa y sin perspectivas se equivoca.

C puede renunciar a todo, ser austera, escueta, discreta, mínima. Pero no se merece eso. C es vida, pura vida y para estar con ella hay que ser capaz de llevarla a lo más alto, porque ella ya conoce de sobra los tonos grises y oscuros de la vida en pareja y de la vida en general. No se trata de decirle lo bonita que es, se trata de hacerle comprender que no hay en el mundo otra mujer tan deliciosamente especial como ella.

Se que ahora sufre, yo también. Se que no lo pasa bien, pero ella se merece lo mejor, la mediocridad ya la tenemos en nómina, cada día. C esta hecha para vestir Armani, no para vestirse de Carrefour, por mas que en ocasiones visitemos el Lidl.

Al azar.

Ayer no tuve ocasión de escribir. Lo intenté, pero no hubo suerte. Me senté en el sofá, me serví un vodka frio y comencé un intenso y delicioso intercambio de sms con C. Cuando me serví el segundo Vodka se interrumpió nuestra comunicación y no tardé ni un segundo en dormirme sentado en el sofá.

C. se ha marchado a su ciudad. Hace más de tres semanas que no ve a su familia y ya tocaba. Por la tarde, antes de marcharse, estuvimos tomando un café y charlando un rato. Yo estuve borde, muy borde, por causa de un regalo que le habían hecho. Se trataba de una bufanda de punto rustico que “alguien” le había comprado en una conocida tienda de Madrid.

Yo de inmediato supuse que era cosa de su novio y me cebe con la bufanda. Que si “que fea”, que si “con el calor que hace”, que “a quien se le ocurriría algo así”, etc.… Pese a que ella dejo claro que no era cosa de su novio, yo segui jodiendo con saña.

Al final resultó que el regalo era de una pareja de amigos a los que yo aprecio muy sinceramente, y todas mis consideraciones –tendenciosas y malintencionadas- se volvieron contra mi. Tuve que disculparme y casi arrastrarme: me había portado como un carbón y me lo merecía.

Como C marchaba a su ciudad le sugerí que si iba de compras, no dejara de comprar una chaqueta de Armani que habíamos estado viendo juntos en agosto, cuando fuimos juntos de viaje allí.

Era una chaqueta espectacular, en un tejido de estilo otomán en horizontal de color blanco y negro. Se la probó y le quedaba preciosa, estaba hecha para ella. Como todas las chaquetas de Armani, era perfecta. Su hechura era pura arquitectura, no le sobraba ni le faltaba nada. Los hombros perfectos, las solapas adecuadas, el talle ajustado. Era soberbia y sobre ella era simplemente HERMOSA.

Si embargo, el precio también era Armani. C se lo pensó mucho, y finalmente dijo: “me la compraría, pero si lo hago no se si podré marcharme de vacaciones” Aunque se supone que yo no me entero bien de lo que siente (sobre todo si me lo esconde) lo cierto es que pensé que necesitaba unas vacaciones, (lejos de mi, de su Amo, de su familia…..) Entonces, yo apoyé su propuesta de dejarla. Error. En ese punto, el azar jugo su mano y yo perdí.

El azar, la suerte, ya no tiene prestigio en nuestra sociedad. Antes, cuando la tecnología no lo dominaba todo de una manera omnipresente, cuando las cosas no se podian prever científicamente, se consideraba al azar como un factor a tener en cuenta.

Yo provengo de una familia con origenes agrarios y rurales. Mi abuelo miraba al cielo y esperaba tener suerte (azar) con el clima. Que la sequía no agostara sus tierras, que el pedrisco no arruinara su huerto y que la lluvia no pudriera su cosecha de almendra. Quiza por eso, en los medios rurales se jugaba mucho a juegos de azar, con apuestas importantes y resultados trágicos.

Hoy, somos demasiado modernos, demasiado tecnológicos y demasiado cultos -y jodidadmente europeos- como para creer en el azar. El azar ha pasado a ser cosa de pobres, de incultos y de “inmigrantes”. O de una mezcla de los tres grupos.

Sin embargo, yo me pregunto: que habría ocurrido si yo aliento a C para que se comprara aquella maravillosa chaqueta de Armani? Habría renunciado a sus vacaciones? Habría ido a otro sitio menos costoso? Si así hubiera sido no habría conocido a su novio y consecuentemente no habría dado el paso definitivo para separarnos

Hay una película de Edgar Neville, (la vida en un hilo) que fue reeditada en 1991 con el titulo de "Una mujer bajo la lluvia" (con Antonio Banderas, Imanol Arias y Ángela Molina) que narra la presencia del azar en una relación sentimental: una mujer, ante un dilema y en determinadas circunstancias, (por azar, puro azar) toma una decisión, que le lleva a vivir una vida, pero a la vez, plantea la hipótesis de que hubiera decidido tomar la otra decisión, y presenta la vida que hubiera podido vivir.

Los americanos hicieron otra versión sobre el mismo tema, se llamaba “Dos vidas un instante” La protagonizaba Gwineth Paltrow, peor no aportaba mucho a la versión del Conde de Berlanga de Duero (Edgar Neville).

Por eso creo en el Azar, (en la Baraka) , porque la Suerte, es un factor determinante en nuestra vida. Y todo eso a pesar de haber sido educado en una cultura familiar que tenia entre sus frases de cabecera aquella que decía “no hay mejor lotería, que trabajar todos los días". Debe de ser el origen catalán de uno de mis apellidos.

jueves, 27 de septiembre de 2007

ESTRATEGIAS



Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.
Mitáctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos.
No haya telón
ni abismos.
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

Mario Benedetti


Ayer estuve con ella. Me tome la libertad de visitarla en su casa y tuve suerte. No tenía trabajo, no tenía mas obligaciones. Estaba sola y tuvo tiempo para mí. Estaba preciosa. Estaba encantadora. Estaba deliciosa. Compartimos charla y un g&t –casi dos-.

Me queje de su comportamiento, de su “neutralidad” afectiva, de sus pocos gestos, de sus muchos soslayos. Ella defendió su silencio, su pretendida imparcialidad. Rechazo su frialdad y negó la indiferencia.

No mentían sus ojos. No mentía, su cuerpo. Y aunque su boca trataba de zafarse de cada uno de mis besos, desvelaba mucho mas de lo que decía. Su respiración agitada, la presión de sus manos y muchas de sus palabras dejaban claro que no le soy indiferente. Me quiere

Hemos hablado de todo, sin tapujos. Hemos hablado de su novio, de su relación. De mi mujer y de mi matrimonio, de nuestras ganas de tenernos –reprimidas- De cómo la echo de menos, …….

Eso si, no quiere implicarse en el desenlace de mi situación. Quiere mantenerse al margen. No quiere implicarse. No quiere ser/sentirse culpable. No se da cuenta de que haga lo que haga ahora, se esconda como se esconda, ella ya tiene que ver en todo esto.

La complicada ecuación en la que se ha convertido mi vida, no se puede resolver sin tenerla en cuenta a ella, como una de las variables fundamentales. Haga lo que haga, la suerte ya esta echada. Yo replanteo mi vida en función de que he conocido la felicidad con ella. Una felicidad que nunca antes había sentido.

Dicho queda que soy leal, pero no precisamente fiel. Eso se traduce en un rastro de historias extramaritales tan fútiles como inconsistentes. Ninguna de ellas me sugirió, siquiera por un instante, abandonar mi situación familiar. Cambiar de estado civil o amanecer con ellas en alguna cama ajena a la mía. Todo fueron historias banales, que giraban alrededor de sexo o simples encuentros fortuitos sin mas trascendencia.

Cuando la conocí a ella, supe que seria distinto. Descubrí a un colega, una compañera con l a que compartir confidencias, silencios, sufrimientos fracasos, sexo y muchas mas cosas. Me gustaba compartir con ella todas mis cosas, incluidas algunos amaneceres. Es la única persona con la que he compartido de placer de amanecer juntos, fuera de mi familia.

Nuestra relación será activa, siempre había algo que descubrir, algo que comentar, algo por lo que discutir –en el mejor sentido- . Era algo vivo, que crecía con nosotros que nos llenaba. Por eso siempre supe que era la mujer de mi vida y que quería vivir a su lado y morir a su lado. Por eso se que terminaremos juntos, que no será fácil, que el camino es largo y complicado, pero en este mundo hay que tener una elevadísima dosis de paciencia y una buena memoria. Todo lo demás sobra.

Mi matrimonio hace aguas, pese al esfuerzo –titánico- de mi mujer por sacarlo adelante. Yo no estoy convencido y las circunstancias lo hacen complicado. No se el tiempo que tardara en irse a pique. Depende de lo que tardemos en tomar conciencia, de la presión que ejerza mi hijo o de lo muy hartos que podamos llegar a estar. Seis meses, un año, dos? No se la fecha, lo que se es que tiene fecha de caducidad.

Solo espero que para entonces no sea demasiado tarde. Que la historia del músico no haya ido demasiado lejos. Espero seguir siendo importante para ella, como ella lo es para mí. Estoy dispuesto a comenzar de nuevo, a no ser leal con su novio, a usar las estrategias mas sucias, cualquier argucia que sea necesario para que vuelva conmigo y seamos felices juntos.

Porque si lo abandono todo es por ella, por estar con ella, por ser con ella. Y si ella no esta conmigo, no creo que valga la pena estar.

Ayer fue maravilloso, hoy sin embargo ha vuelto a abrazar el gesto distante con el que se protege. En un ejercicio de materialismo dialéctico, a todo estadio inicial, (tesis) se le confronta una reacción (antitesis) y del enfrentamiento entre ambos surge una nueva posición (síntesis). A ella le ocurre algo semejante: a un actitud distante y fría, se le contrapone una situación de cercanía y sinceridad, que provoca –inmediatamente- una reacción, que no siendo distante y fría, termina por disminuir la cercanía e introducir un cierto enfriamiento.

Confió en que esto pase pronto, porque no se lo que podre aguantarlo todo. Ya se que la resistencia del ser humano es sorprendente, pero yo estoy cerca del limite y no se como voy a estallar.

Fue un sueño?

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañasy los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Mario Benedetti




La luz inundaba cada rincón de la habitación, humedeciendo con su tono nacarado todos los objetos que la ocupaban. Sobre la cómoda habían situadas dos bandejas con el almuerzo. Jamón, queso, embutidos y un poco de salmón, acompañados de pan negro y una botella de Moët frío.

Mientras ella organizaba los víveres, el trajo dos copas. Las dejo sobre el mueble, la tomó por la cintura y volviéndola hacia él, le beso los labios. Ella respondió a sus besos con ternura, le sujeto la cara entre sus manos y acariciándola le devolvió el beso.

El paseo la lengua por sus labios, mientras ella respondía con la humedad de la suya. Se detuvo en la comisura izquierda de su boca. La rozó primero y la lamió con fruición después. En ese momento su boca se abrió entre suspiros y engulló su lengua, enzarzándose en una lucha incruenta de humedades, texturas y pasión.

Cayeron sobre la cama. Rodaron mientras sus bocas se fundían, afanándose en encontrar el espacio preciso donde dedicarse a generar mas placer, a la vez que encajaban estremecidas los impregnados embates de otra lengua, disfrutando de un momento que deseaban eterno.

Cada beso era un momento mágico, una experiencia mística que asaltaban con extrema concentración: los ojos cerrados y alma dispuesta para alcanzar el nirvana

Se desnudaron atropelladamente, tirando de sus ropas y esparciéndolas alrededor de la cama, mientras rodaban sobre el edredón blanco y sus manos se enlazaban y se soltaban buscando rincones del otro cuerpo para acariciar.

El hombre se aparto un momento del combate, se separo y miro su cuerpo. Estaba morena, el sol había oscurecido su piel con una patina tersa y sedosa que resaltaba la palidez de su pubis. Era bella, bellísima, su pelo negro corto y su mirada profundamente tierna le hacían sentir feliz, muy feliz.

Sus hermosos y rotundos pechos, coronados por unos pezones erizados, le provocaban exigiendo la dedicación de su boca. El se aplicó a la tarea de lamerlos con pasión. Los rozó con la lengua, los chupó, los mordisqueo con ternura y los empapó de saliva, pasando de uno a otro mientras ella respiraba agitadamente, suspiraba y gemía.

Poco a poco fue desplazando su boca hacia abajo. Su lengua recorrió el trecho que separaba su pecho y su pelvis humedeciendo lentamente cada centímetro de su vientre. Se detuvo al llegar al pubis, absolutamente lampiño. Las manos de ella trataron de detenerle asiendo su cabeza, pero él ignoró sus deseos separando sus piernas para dejar al descubierto su delicioso y húmedo sexo.

Hundió la cara entre sus muslos y su boca ansiosa se lanzó a la busca de su sexo. Comenzó a lamer sus labios en busca del clítiroris al mismo tiempo que sus dedos entraban y salían de la inundada cueva de su vagina de forma rítmica y estimulante. Sus suspiros se aceleraban en cada embate y sus jadeos tenían que ahogarse en la almohada para que los vecinos no se percataran de aquel hermoso espectáculo.

Un espectáculo espléndido que cada vez le hacía estar más excitado. Continuo lamiendo, moviendo la lengua arriba y abajo, aumentando el ritmo y la presión. Mientras, ella había abandonado el almohadón y gritaba sin disimulo hasta que alcanzo un clímax que la sacudió de placer y voluptuosidad. Estaba experimentando tantas sensaciones... Luego confesaría que nunca nadie antes le había hecho aquello que con tanto empeño trataba de hacer su lengua.

Sin descanso trepó hasta alcanzar su boca y la volvió a besarla, mientras su pene enhiesto entraba directamente en su vagina. Sintió el calor húmedo y vital de su sexo. Un calor que le llegó hasta lo mas profundo de su ser y que trato de retener con movimientos rítmicos y secos. Elle responda a cada empujón con un nuevo gemido incitando con ello más el ritmo. El no podía resistirlo más, estaba a punto de estallar. Entonces, se retiro de su cuerpo, se dio la vuelta y se tumbo mirando al techo.

La mujer le siguió. Ahora era ella quien lamía su pene hinchado y duro. Su lengua se detenía en cada rincón de su miembro, y luego se lo introducía hasta el fondo, como si quisiera arrancarlo de su cuerpo.

El hombre, consciente de que no podría aguantarlo mucho más tiempo, tiró de ella suavemente, hasta juntar sus bocas y volverse a besar. Entonces ella monto a horcajadas sobre su cuerpo, con un gesto rápido se introdujo el pene de un solo golpe y comenzó a balancearse y a gemir.

Estaba preciosa, subía y bajaba mirándole a los ojos, sus senos se balanceaban al ritmo que ella imponía. El ritmo cada vez se hacía más rápido. Las manos de ambos enlazadas se apretaban con fuerza una contra la otra. Entre gemidos se repetían tequieros hondamente sentidos. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas del hombre. Era maravilloso. Era mucho mejor de lo que había podido imaginar. Sólo podía ocurrir porque ella la persona adecuada. En ese momento, él estalló con un reguero caliente que la inundo entera y que hizo que ambos se estremecieran.

Ella cayó sobre su pecho abrazándolo y besando sus labios. El la estrechaba con fuerza, como deseando que no se fuera nunca. Los dos lloraban como niños. La luminosa habitación esta ahora en penumbra, fuera había anochecido y la comida seguía sobre la cómoda

martes, 25 de septiembre de 2007

Lo siento, mi amor.

Si Tu Me Olvidas
Quiero que sepas una cosa.
Tu sabes como es esto: si miro la luna
de cristal, la rama roja del lento otoño
en mi ventana, si te toco junto al fuego
la implacable ceniza o el arrugado cuerpo
de la leña. Todo me lleva a ti, como si
todo lo que existe, aromas, luz, metales,
fueran de pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien, si poco a poco dejas de
quererme, dejare de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques que
ya te habré olvidado. Si consideras largo
y loco el viento de banderas que pasa por
mi vida y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces, piensa que
en ese dia, a esa hora levantare los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.

Pero si cada día cada hora sientes que
a mi estas destinada con dulzura implacable.
Si cada día sube una flor a tus labios
a buscarme, ay amore mío, ay mía, en ti todo
ese fuego se repite, en mi nada se apaga ni
se olvida, mi amore se nutre de tu amor,
amada, y mientras vivas estará en tus
brazos sin salir de los míos.
Pablo Neruda


Últimamente parece que mi apellido sea Losiento, Sr. Losiento. Cada vez que hablo con C la frasecita aparece una docena de veces en la conversación: “Cariño lo siento” “Fulanito –mi nombre- lo siento”; “de verdad que lo siento”; “no te lo creeras pero lo siento”; etc…..

Estoy seguro de que la frase esta dicha con el corazón –al menos en un elevado porcentaje de las veces- pero cada día suena menos creíble. Siempre hay una justificación que refuerza los “lo siento” dándole una cobertura causal que pretende hacerlos auténticos. “Lo siento, pero es que mi Amo….” “lo siento pero esta mi novio…” “lo siento pero no puedo dejar la reunión…” “lo siento, pero todos están en la mesa” “lo siento pero estaba con gente y no es correcto….”

Si lo digo es por que yo también hago un amplio uso de los “lo siento” para zafarme de la necesidad de ser sincero o ser cariñoso, evitando con ello ser sincero y probablemente brusco. Los “lo siento” son muchas veces la coartada del desamor o el desvío hacia el olvido, sin necesidad de pagar el peaje del mal gesto. Sobre todo cuando uno no los compensa con gestos de cariño, o de mimo.

Cuantas veces un “lo siento” es la excusa para una sensual sesión de sexo, el pretexto para una deliciosa comida, para una tarde divertida o simplemente para encontrar esos momentos que nos ayudan a crear recuerdos. Muchos “lo sientos” nos llevan a ver juntos el atardecer –y los mas afortunados, hasta el amanecer-, a sentarnos de noche sobre la hierba y contar estrellas.

Es fácil decir “lo siento” como lo es decir “te quiero” “amigo” o “hermano” lo difícil es arroparlo con acciones, con gestos –grandes, pequeños o nimios- que hagan que el otro comprenda con todo su ser el sentido de esas palabras. Y las cosas que no se cuidan, se llenan de polvo, de herrumbre y de moho, para finalmente arrumbarlas y deshacerse de ellas.

Soy un tipo paciente, se que el tiempo me dara la razon. Se, como Ulisses que lo importante es que el camino te enseñe y te enriquezca. Se que como Penelope hay que saber esperar, pero echo de menos que alguien me proponga cosas tan absurdas como compartir una botella de Moet y una bolsa de patatas en la playa, o pasear de tiendas por una ciudad, probarnos ropa, o disfrutar de un plato de pasta mientras los ojos de quien me acompaña brillan de felicidad, y no dicen lo siento.
PD: Como soy muy egocentrico, me encanta saber que me leen. Como soy leo, me gustaria conocer las opiniones de los lectores -sobre todo las buenas- Como me siento solo, me gustaria sentir que me entienden.

Siempre se puede empeorar (por muy mal que se este)

Muere lentamente quien se transforma
en esclavo del hábito, repitiendo todos
los días los mismos trayectos, quien no
cambia de marca, no arriesga vestir
un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien evita una
pasión, quien prefiere el negro sobre
blanco y los puntos sobre las "íes" a
un remolino de emociones, justamente
las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos, corazones a
los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la
mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo
incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una
vez en la vida, huir de los consejos
sensatos.

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí
mismo.

Muere lentamente quien destruye su
amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días
quejándose de su mala suerte o de la
lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un
proyecto antes de iniciarlo, no
preguntando de un asunto que
desconoce o no respondiendo cuando
le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo
exige un esfuerzo mucho mayor que el
simple hecho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará
que conquistemos una espléndida
felicidad.

Pablo Neruda



Por muy mal que vaya algo, siempre es susceptible de empeorar. La frase no se si es del Murphy o si la recuerdo de los curas de mi infancia y adolescencia, lo que desde luego he comprobado es su veracidad.

Ayer sin ir mas lejos, después de un fin de semana de mierda, cuando volver al calor de la oficina y la acogedora normalidad del trabajo, se me jodio entera la semana, el mes, el año……

Todo comenzó cuando recibí la llamada de una amiga invitándome a café. Un café inocente, fruto de su casual estancia por las calles cercanas a mi oficina. No pude resistir la tentación y acepte. MG y yo somos amigos desde el año 89. Se trata de una relación antigua que ha pasado por diversos estadios, desde el de “sexo salvaje” “enamoramiento” “compañeros de actividades” hasta llegar al estado actual, donde intercambiamos información sobre nuestros hijos –desde academias de ingles hasta tiendas de ropa-.

Es verdad, que a pesar de sus 45 años y su embarazo, MG se conserva magníficamente bien y que suele ser un tanto provocativa en su vestimenta –siempre dentro de la moderación propia de una madre de familia con hijo en los jesuitas-. Sin embargo, mis inclinaciones hacia ella no van mas alla de mirarle el culo o decirle alguna procacidad ocasional

Pues bien, cuando salíamos de tomar aquel café y de contarnos algunas cuestiones relativas a nuestros respectivos trabajos, nos marchamos en dirección a mi oficina. Fue en ese momento cuando mi mujer me llamo al móvil:

- donde estas?
- Tomando café
- ……
- Y con quien?
- Con una amiga
- ………
- Con que amiga.
- Con una chica del trabajo (mentí)
- ……….´
- Oye? Me oyes?
- Eres un mentiroso y me la estas pegando con esa P….

A partir de ahí la conversación se agrio hasta cortarse. La había cagado. Otra vez. Mentí y ella estaba allí mismo para comprobarlo.

Porque le mentí? Pues porque me siento culpable. Culpable de mi relación con C, culpable de engañarla y esconderle mis sentimientos. Y eso me lleva a tratar de esconderlo todo.

La siguiente conversación con mi mujer fue en la puerta de su despacho y solo sirvió para empeorar las cosas Yo estaba nervios, me temblaba todo y había perdido la coherencia y no encontraba palabras. Ella por su parte estaba histeria, completamente fuera de si, acusándome de estar fallándome a todo lo que se mueve, revisándome el móvil, exigiéndome no se cuantas cosas…….En fin, un desastre sin igual.

Nos marchamos cada uno por su lado, y yo llame a C. No sabia que hacer, ni con quien hablar y ella es mi único apoyo. Me escucho, me aconsejo calma y me tranquilizo.

El resto del día –y parte de la noche- fue una sucesión de escaramuzas mas o menos agrias entre mi mujer y yo. Ella cada, obsesionada repetía que la he engañado y que no lo soportaba mas. Me pidió que me fuera de casa, y apunto estuve de marcharme. Solo los consejos de C me mantuvieron allí. Por mi parte estaba muy confundido, de un lado me sentía culpable porque soy consciente de que la he engañado –aunque con C- y por otro lado me sentía agredido y agraviado por que me estaba adjudicando unas faltas que yo no había cometido –mi relación con MG es absolutamente inocente-

Después de todo un día de discusiones agotadoras, la partida quedo en tablas: yo sigo en casa, ella me ha perdonado (aun no se bien el que) y vamos a tratar de empujar esto. Como daño colateral esta el hecho de que mi hijo se entero de todo, incluida esa parte en la que su madre me invito, de forma bastante expeditiva, a que me marchara y esa otra en la que yo hice la maleta.

Sin embargo, la herida se ha suturado mal y se ha cerrado en falso. Los dos lo sabemos. Yo estoy profundamente triste y agotado. Ella siente pavor a que yo me vaya, sin embargo sabe que discusiones como esta, por el mismo motivo u otro análogo volverán. También siente mi cansancio y mi falta de pasión.

Para colmo de males he hablado con C. me consta que esta preocupada por mi, que sufre, pero no quiere apretar para que yo rompa la baraja. También le asusta la posibilidad de que alguien irrumpa en su vida, en su casa y en su tiempo como un elefante en una cacharrería. Y encima cuando le pregunto por su novio me contesta: “no es el hombre de mi vida, pero le tengo cariño”.

Supongo que no puedo culparla, por hacerse un hueco en el corazón y acomodarse, al fin y al cabo, mi mujer nunca fue “la mujer de mi vida” pero siempre le he tenido cariño.

Lo malo de elegir una cosa, es que renuncias a las demás y muchas veces, cuando elegimos las pequeñas alegrías, estamos renunciando a la verdadera felicidad.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Su boca


Yo, sigo solo,
Aquí en mi habitación, sólo,
Ya, anunciaste,
Que te vas a marchar, de mi lado.
Silencio del teléfono,
lo lanzo a la pared,
No puedo más,
prefiero ya, si tú te vas
Te pido.
Arráncame el corazón,
Si tú te vas, arráncame el corazón,
Te pido amor, arráncame la vida,
Te pido amor, arráncame el corazón.
Amor mío,
Que es lo que te pasa,Dime
si hay alguien en medio, entre tú y yo,
Cuéntame todo, yo lo entenderé,
Y si te vas por favor arráncame la vida.
Silencio del teléfono,
Lo lanzo a la pared,
No puedo más,
Prefiero ya, si tú te vas
Te pido.
Arráncame el corazón,
Si tú te vas, arráncame el corazón
Te pido amor, arráncame la vida
Te pido amor, arráncame el corazón,
Te pido amor.
Y sigo esperando,
Que regreses, a mi lado,
Se que pronto entraras en la cuenta,
Volverás, a mi lado.
Arráncame el corazón, si tú te vas,
Arráncame el corazón, te pido amor,
Arráncame la vida, te pido amor,
Arráncame el corazón, te pido amor,
Te pido amor.
Volverás, lo se mi amor,
Volverás, lo se mi amor
Y sabrás, lo que es amor

Amar es combatir. Mana 2006


Esta tarde he hablado con ella. Ha cedido a mis insistentes suplicas y me ha permitido llamarla. Hemos llorado, los dos.
Mi desesperación es brutal. Esto no tiene solución y rueda mal. Soy consciente de que ella tiene/quiere buscarse una nueva vida y que yo soy una carga. Si yo hiciera lo mismo, (romper con mi vida actual) arrastraría conmigo un reguero de problemas, tensiones, peleas y reprobaciones que no son fáciles digerir. Eso sin contar con los daños colaterales en forma de niño, traumas, etc.

No, no veo una buena solución. Me desmoraliza no ser capaz de ver la luz al final de este túnel. No lo digo desde la rabia irreflexiva con la que comencé a afrontar esto, sino con un abatimiento hondo y desolado que me destroza.

En medio de esa sensación, hablar con ella es un bálsamo, una bocanada de aire puro que me permite continuar. Hoy echaba de menos sus labios. La calidez de su boca húmeda, la acogedora sensación de besarla, la presión de sus brazos rodeándome, sin dejarme escapar, la tibia sensación de acurrucarme junto a su cuerpo desnudo.

Este fin de semana ha sido prodigo en sexo, quizás para “vengarme” por que sabia que ella dormía y gozaba con su novio, pero no lo he pasado bien. No he disfrutado, ha sido gimnástico y un poco mecánico. Nada que ver con las noches de hotel en nuestros viajes (pocos, muy pocos) u otros días de pasión cuyo recuerdo me guardo para mi solo. Hay placeres que no se pueden/deben compartir.

Sin embargo el sexo con ella no es lo que mas echo de menos. Echo de menos la sensación de estar protegido a su lado, como escondido en un refugio seguro y confortable. Echo de menos una copa, alguna comida (perdón, algún almuerzo) ir de tiendas, incluso ir al cine –curiosamente, no lo hemos hecho nunca-. Pero por encima de todo, hay momentos en los que me desespero por su boca. Valdría la pena morir y matar por esa boca.