martes, 9 de octubre de 2007

corto o largo?

Leyendo el blog de Mar (Nada Especial), he encontrado un texto de Lucia Etxebarria sacado del libro "Nosotras que no somos como las demás".

Hay varias personas (casi todas chicas) que me han hablado muy bien del libro, aunque yo no tengo claro si quiero leerlo, dado que una de las cuatro historias me afecta un poco - eso y que no soporto la imagen mediatica de la Etxebarria, aunque me pone-.

Siguiendo a Mar, también a mi me ha llamado la atención la comparación que hace la autora entre el mar y una piscina como amantes de una mujer. Me parece de una sensibilidad y de una precisión, que sin duda nos esta vedada a los hombres:

"El mar es un amante caprichoso. El mar acoge a Susi, la envuelve y la tranquilliza. La balancea, a arrastra, juega con ella. Le lame los pezones y consigue ponerselos de punta mientras las olas le besan todo el cuerpo y se desliza sobre entre sus piernas como la lengua de un amante experto. La mima, la duerme, la saca de sí misma (el cansacio y el efecto narcótico del agua le hacen trascender más allá de su propio cuerpo) y la vuelve a llevar hasta ella misma, antes de que el mundo la vuelva convierta en un ser perverso y socializado, más preocupado por la opinión de los demas que por sus propios y básicos deseos. Pero sabe que el mar es un amante caprichoso, que no se deja seducir en invierno. Sabe que podría arrastrarla en unas de sus mareas, vapulearla airado y luego lanzarla contra el rompolas igual que un niño endadado con su madre estamparía un juguete contra la pared. Sabe que podría matarla, congelandola. Sabe que es neurótivoy ciclotímico y que necesita tiempo para sí mismo. Se lo concede porque lo ama y por tanto lo respeta. Así que en invierno nada en la piscina.Pero la piscina, pese a ser una amante atenta y servicial, nunca sera igual. En primer lugar es sosa y predecible. No es vivaz ni imaginativa, no propone nuevos juegos, no sorprende con reacciones inesperadas, no hace vibrar con cambios en el humor o la calentura. Su superficie siempre es lisa y uniforme, su temperatura constante. Y para colmo, es limitada...............................
Follar por necesidad, en una relacion constrictiva y limitada, es muy diferente a hacerlo por amor, en un acto libre.
Susi teme a su amante en la medida en que lo ama. Confía en el en la misma medida en que lo teme. Teme el día en que pueda cambiar, puesto que la tiene a su merced y Susi depende de que él se mantenga como es,que siga siendo la brújula que la guía. El día que por la razón que sea, deje de serlo, estará perdida.Y lo sabe.
Porque cuando está dentro de el le pertenece. Y sí el decide cambiar de humor, si decide sorprenderla con una marea repentina, un oleaje improvisto o un remolino inesperado, la tendrá a su merced. Por eso el mar es su verdadero amor, y no la triste piscina.Porque no existe el amor sin entrega y sin riesgo."

Me parece bellísimo, y cuando lo lei por primera vez, pense que se ajustaba punto por punto a nuestra actual situación (la mía con C).

Sin embargo, la realidad, siempre supera la belleza de la lírica. Ha habido dos circunstancias que me han hecho venirse abajo mi romántica concepción del mar como amante. La primera esta tarde, la segunda esta noche.

Comenzaré por la segunda, por que esta cronológicamente mas cerca. Veréis, cuando hace un rato me he sentado frente al ordenador y me he puesto a buscar la referencia al texto de la Etxebarria, me he encontrado un post de Mar en el que casi echa de menos la piscina. Su límpida transparencia, su higiénica frescura, su acogedora temperatura: la cotidianeidad.

La otra circunstancia me ha jodido más, fundamentalmente, porque no se trata de una discrepancia filosófica como en el caso de Mar, se trata de un hecho real, que amenaza convertirse en cotidiano.

Veréis, C tiene el pelo negro –teñido, pero negro- y corto. Cuando yo la conocí lo tenia largo, pero cuando la bese, ya se lo había cortado. El pelo corto es parte de su personalidad. Ha llegado a ese estadio estético fruto de su evolución personal y de su tendencia natural –familiar, cultural y personal- hacia una especie de minimalismo esencial en su forma de ser, de sentir y de vivir. A mi me gusta así, pero no he dicho nada cuando se ha dejado crecer arrebatadamente el pelo o cuando se lo ha cortado. En realidad es que a mi lo que de verdad me gusta es precisamente lo que cubre su cabellera.

Sin embargo, hoy me desayuno –en realidad me meriendo- con que a su novio no le gusta el pelo corto y consecuentemente le ha "sugerido imperativamente" que se lo corte. Ella ha tragado, y encima a negociado un termino para poder cortárselo. No sé que contraprestación habrá puesto en la balanza para convencer al saxofonista de los cojones, pero el hecho es que la “Dama de Hierro” se repliega a los deseos de su nuevo novio como si de su viejo Amo se tratara.

No es que me moleste, es que me jode. Sobre todo cuando recuerdo que una vez le sugerí comprar una minifalda y se volvió hacia mi con una mirada de odio inenarrable y un tono de sargento de Regulares que acojonaba, diciéndome: “pero tu que te has creído, quieres que me vista como una puta?”

Ni que decir tiene que no tuve huevos de sugerir nada, me enrollé como un gusano y espere a que pasara la tormenta para después arrastrarme como una babosa solicitando el perdón y sugiriendo otras propuestas estéticas mucho más conservadoras y discretas.

Hoy sin embargo asisto horrorizado al hecho de que otra persona decida sobre su pelo, sobre su uso del movil –en relacion a mis llamadas/mensajes- y no se bien cuantas cosas mas.

Supongo que para todos -incluido yo- las calidez aguas de una piscina termal son más seguras, abrigadas y acogedoras que las inciertas acometidas del mar, sobre todo en los fríos inviernos.

Claro que no se pude hacer surft en un jacuzzi. ¿o si?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uys, por que te ha jodido lo de la piscina?.
Aunque normalmente nade en mi piscina, siempre, siempre, siempre echo de menos el mar. No lo dudes. Voy a visitarlo muy amenudo.
Quizas ahora no me entiendas. Tendrá que pasar un tiempo para que sepas lo que quiero decir. Eso creo.
Un besote.

guadalmedina dijo...

Supongo que yo creo tener vocacion de mar. He sido mar. Lo he sido para C, de la misma forma que ella lo fue para mi.
Hoy quiza ella eche de menos el mar, como un vago recuerdo de aventura y pasion. Pero prefiere la comoda climatizacion de la piscina. Y encima yo tengo que sentirme mal por todo