miércoles, 31 de octubre de 2007

LA VERDAD. ¿QUE VERDAD?

Carta a alguien que me quiere (o al menos eso dice).

Querida C:

La verdad no es bidimensional y plana, ni mucho menos. La verdad es tridimensional y poliédrica, por eso tiene muchas facetas, muchas caras. Lo que ocurre es que cada uno de nosotros nos solemos quedar con la que mas nos gusta, la que nos interesa o simplemente la que mas se ajusta a nuestras necesidades.

En el final de nuestra relación también se ha producido esta circunstancia. Si te paras a pensarlo, pueden darse muchas explicaciones, y todas tiene su parte de verdad precisa y su parte de verdad ajustada. En realidad, no existe la VERDAD, así con mayúsculas, existen verdades. Pequeñas verdades, que son parciales, casi personales, que nos abrigan y nos hacen sentirnos mejor, como si fuéramos buenas personas.

En nuestro caso, hasta la fecha hemos “acordado” que la verdad es más o menos como sigue:

Desde hace meses, tu te sentías incomoda con la relación que manteníamos –literalmente, “te sentías atrapada y hundida en el fondo de una cueva”-. Al parecer me mandas sucesivos y desesperados mensajes de auxilio, pidiendo “tu liberación”, algo que yo no soy capaz de captar. Abatida y desesperada, te marchas de vacaciones a un lugar donde encontrar paz y tranquilidad y olvidarte de mí. En ese lugar, conoces a “un pesado” que “no significa nada para ti” y terminas mas o menos enrollada con el. A la vez me dices que se ha acabado lo nuestro. Mantenéis una relación sexual activa. Lo invitas a tu casa. Visitas la suya. Te presenta a su familia. Lo presentas a tu familia –virtualmente- y os constituís en pareja.

Mientras, yo quedo declarado “la persona mas importante de tu vida” –persona, que no hombre- y luego soy degradado a la categoría de “un buen amigo”. Quieres seguir contando con mi amistad, mi compañía y mi conversación, siempre y cuando no interrumpa, altere o interfiera en tu relación de pareja. Yo por mi parte, debo de retomar mi vida familiar y de pareja –por mi bien- y vivirla plenamente. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Sin duda es una versión. No es mala, a ti te va bien, acalla tu conciencia y te resulta cómoda y acogedora. Has sufrido mucho. Entiendes que yo sufra mucho y hasta estas dispuesta a aguantarme y darme consuelo.

Después de mucho sufrir, yo decido que es mejor que nos distanciemos y que dejemos enfriar nuestra relación, para poder superarlo. Tú lo pasas mal, muy mal, pero me entiendes y te sacrificas por mí. Todo es culpa mia

Ante mi decisión de abandonarte, desconsolada, te abrigas en los brazos de tu novio y te consuelas durante el lúgubre fin de semana de Todos los Santos, triste y afligida.

Sin embargo podrían existir otras versiones. Por ejemplo:

A ti te agobiaba y te amargaba nuestra relación, vale. Pero nunca dijiste claramente “se ha acabado”. Muy al contrario mandabas mensajes equívocos: Una semana antes del fatal desenlace, paseábamos juntos por Valencia como novios cogidos de la mano y así me presentaste a tu hermano; el día antes de tu partida hacia Almería todavía hicimos el amor, y no pareció que te repugnara; el mismo día de tu partida aun me besaste y echaste unas lágrimas.

Como yo soy un tipo muy agobiante, te llamo todos los días. Cada día me cuentas como te van las vacaciones. Al tercer día de tu llegada, después de ser una de las únicas mujeres en topless de todo el Hotel, te aborda tu nuevo novio. Me lo cuentas, pero para no herirme me dices que “es un pesado”. Sin embargo, al quinto te acuestas con el.

Al parecer es bueno en la cama y una semana después, el último fin de semana de agosto te lo traes a tu cama para rematar la faena. Mientras me mientes diciendo que no es nada importante para ti, que lo vuestro no tiene futuro etc, etc, etc….

Yo vuelvo a primeros de septiembre y es entonces, en persona y cara a cara cuando me dices que si quiero que sigamos juntos, debo dejar a mi mujer y a mi hijo, y esperar solo, durante un tiempo “razonable” para que volvamos a comenzar –que no retomar- una relación mas o menos –mas bien menos- “pública”. Mientras tanto, tu con tu novio “para que no sospechen” y yo, pues eso a esperar mi turno. Si llega.

Como me conoces bien, como soy bastante transparente, sabias que no lo iba ha hacer, ni dejaría a mi familia, ni me iba a decidir por cruzar el desierto que me imponías solo. Así las cosas la solución era sencilla: como yo seguía con mi relación familiar, tu no podáis seguir conmigo y te “veías obligada” a continuar con tu nuevo amor. Unas lagrimitas, un te quiero mucho, lo de la “persona mas importante de mi vida” y aquí paz y allá gloria.

Pero hete aquí que yo me lo planteo. Comienzo a abrir una crisis con mi pareja que esta a punto de dejarme en la calle al menos en dos ocasiones. Esto no estaba previsto. Comienza a preocuparte: “a ver si se va a separar y me toca cargar con el”, debiste pensar. Entonces comenzaste a insistir en la necesidad de que me tranquilizara, que tomara las cosas con calma, que no tirara las cosas por la borda, etc…. Hasta tal punto te viste la cosa encima, que comenzaste a preocuparte por mis “condiciones de salida” patrimoniales y económicas.

Finalmente, la sangre no llego al río, todo se recondujo. Me hiciste ver que era lo mejor, que siempre seria alguien muy importante para ti. Que me querías. Que me deseabas. Que me añorabas, pero lo nuestro no podía ser, que debíamos ser amigos, que tu tenias que serle fiel y leal a tu nuevo novio, que tu no eras de las que jugabas a dos bandas, y bla bla bla….

Solo que a ultima hora, yo me siento un cornudo, utilizado, burlado, engañado y decido romper todos los vínculos que hasta ahora nos unían. Tu te muestras aparentemente afectada, casi dolida y a otra cosa mariposa, que tu novio viene este finde y te puedes dar una fiesta de sexo de casi cinco días y cuatro noches, que no es moco de pavo.

Como veras los hechos son básicamente iguales, su calificación y su descripción es lo que varia. Sin embargo las dos versiones son esencialmente “verdad”. Pero aún podríamos tener una tercera versión, como esta:

Nos descubrimos en una celebración del aniversario de mi empresa, nos provocamos, nos calentamos y nos comemos la boca. La cosa no va a más, porque tu no quieres. A partir del día siguiente, yo comienzo a insistir, casi a hostigarte y finalmente, a pesar de que tu “no te lías con hombres casados” nos vamos a la cama.

En la cama la cosa no funciona mal, o al menos eso me parece a mí. Y a partir de ahí comenzamos una relación de pareja –pareja de amantes-, que nos ha llevado hasta hoy. No obstante, no es el tipo de relación que a ti te gusta y te apetece, aunque no esta mal mientras no aparezca otra cosa.

Así las cosas, y aunque estamos juntos, no dejas de tantear otras posibilidades. En ese punto pruebas con el J tu antiguo amante y concuñado, que viene a verte desde tu ciudad. “Catas” el producto, valoras los pros y los contras y no continúas. Luego lo intentas con un prejubilado del grupo de baile y tampoco. También aparece M el de la Fundación Cultural, pero después de haberlo intentado tampoco te parece lo mejor –con niña, problemas y ganas de medrar a tu costa-. A continuación llega Á, desde Madrid, unas copas en fiestas, te invita a su habitación …… Finalmente no, no te convence.

Por fin aparece CH. Un caballero. Amable, gentil, atractivo, bien visto por la autoridad, besa bien y quien sabe si también te habrá hecho mas cosas bien. Pero -siempre hay un pero- no termina de convencerte, esta casado y no te atiende tanto como tu necesitas y estas acostumbrada. Para sexo pasajero y sin compromiso, pues ya estoy yo.

Finalmente, todos mis esfuerzos por disuadirte de sustituirme por otro habían dado sus frutos. Hasta que llego Almería y tu Musico. En este punto, habías encontrado un buen candidato: te mima, te atiende y te adora –a veces en exceso, pero a nadie le amarga un dulce-; te proporciona buen sexo –cantidad y calidad-, es soltero; es discreto y no es tan posesivo como yo; y sobre todo: vive lejos. No te agobiara como lo he venido haciendo yo. Además, por su estado civil, se le puede llevar a todas partes sin problemas y quieras que no tiene una situación familiar, social y profesional más que respetable, lo que no es de despreciar.

En resumen el hombre perfecto. Así que con las mismas, te acuestas con él, te lo traes a tu casa, te vas a la suya, te presenta como su novia a familia y amigos, lo introduces en tu familia y todos felices.

¿Todos? Bueno, estoy yo, pero a mi se me da puerta con una historieta mas o menos sensible, con un cuento infantil de los de la Reina Fabiola y sanseacabó. Como yo me reboto al final, y decido cortar amarras, pues mejor que mejor: te muestras despechada y herida, yo quedo tan contento pensando que quien ha “cortado” he sido yo, y me marcho con mis cuernos a otra parte. Fin del asunto.

Como verás en esta versión tu sales un poco peor parada, te muestra como una mujer dispuesta a abandonarme en el momento en el que aparezca algo mejor y que no te cause molestias, y cuando eso ocurre, pues fuera y otro. Como los pañuelos deshechables.

Sin embargo pueden haber más versiones:

Otra en la que yo soy un malo malísimo, desalmado y cruel que te manipula y te relega a la oscuridad de una cueva tétrica de la que solo te saco para utilizarte sexualmente, machacándote y anulando tu personalidad. Entonces, en tu huida de este encierro encuentras a quien te saque de la cueva y desde luego se encargue de mantenerla cerrada para siempre.

Otra en la que yo soy un Don Juan, interesado y sospechosamente sensible que te roba el corazón y te mantiene engañada hasta que tu abres los ojos a la luz y encuentras a un hombre bueno, que aun no siendo el hombre de tu vida, te da amor, amistad y cariño para que puedas salir del pozo.

En fin, serian muchas, casi incontables y no te quiero cansar. Casi todas ellas tienen una parte de verdad, aunque no toda la verdad. Y muchas veces nos encontramos, parafraseando a Al Gore, con una verdad incomoda. A mi me gustaría creer tu verdad, pero tu y yo sabemos que escondes cosas, pequeñas parcelas de verdad que guardas para ti y que a lo mejor no son tan cómodas como la versión que te gusta mantener como oficial.

Quien sabe, a lo mejor te asusta querer a alguien, a lo mejor no sabes o simplemente no quieres. Quizá necesitas estar sola, pero garantizándote un apoyo mas o menos estable y un poco de sexo –a ser posible bueno- . A lo mejor es verdad y he sido el amor de tu vida, y me quieres, o al menos me has querido mucho. A lo mejor te duele de verdad verme hecho una mierda, sintiéndome un cornudo abandonado. Quizá no querías hacer eso pero el tema se te ha ido de las manos. O simplemente, como los buenos trapecistas, no sueltas el trapecio hasta haberte asido fuertemente al otro.

Que es verdad?. No lo se. Como verás he seguido tu consejo, y aunque esta noche, no he dormido mucho, a cambio he encontrado un momento para intentar verlo desde tu punto de vista y he comprendido que hay muchos puntos de vista.

¿Has intentado ponerte en mi lugar? Podrías hacerlo, tal vez recordarías cuando tu ex-marido te puso los cuernos con una becaria, o alguna otra circunstancia análoga. A lo mejor así puedes imaginar como me siento. Puedes comprender conceptos como: humillado, utilizado, desdeñado, dolorido, etc…

Pero no quiero entretenerte más, sólo espero y deseo que el destino pague a mi sucesor con la misma moneda, y que así pueda sentir aquello que dice la canción de Jorge Drexler: “cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da….”
Aunque necesitaría mas tiempo, mas papel y memos dolor para explicártelo todo, creo que no vale la pena seguir molestándote, tienes un montón de cosas que hacer, hoy es casi fiesta y viene tu novio, así que voy a dar por finalizada esta carta. Para ello nada mejor que los versos de Neruda en su poema 20:

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

1 comentario:

Garry Jones dijo...

Nunca pensé que volvería a curarme de mi herpes, he estado teniendo herpes desde el año pasado en julio, hasta que un día realicé una investigación en Internet donde vi a alguien dar testimonio sobre cómo el Dr. Ogala lo ayudó a curar su herpes con su medicina natural a base de hierbas, me sorprendió mucho cuando vi el testimonio, y también tengo que ponerme en contacto con el médico herbolario (Dr. Ogala) en su correo electrónico, que la señora recomendó a cualquier persona que también pudiera necesitar ayuda. Estoy muy agradecido con este hombre porque me ha devuelto la salud y me ha vuelto una persona feliz. Cualquier persona que pueda estar enfrentando el mismo problema debe comunicarse con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com o WhatsApp +2348052394128