miércoles, 17 de octubre de 2007

Espejismo



De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo
que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

Joaquin Sabina

El sábado se produjo un suceso que me lleno de confusión y desconcierto. Mi mujer y yo habíamos quedado con unos amigos para cenar. La excusa era la presentación de un libro por parte de uno de nuestros amigos. Un tipo genial y brillante con quien da gusto hablar de literatura, de política, de música, de comida y de las complicadas relaciones que se establecen entre hombres y mujeres.

La cena transcurrió entre ironias, risas y copas. Algunas de buen tinto, otras de blancos varios y un copioso surtido de orujos y grappas. Cuando llego la hora de los tragos largos nuestro amigo literato se retiro junto con su esposa y el resto seguimos hasta una discoteca donde saciar nuestro apetito de musica y baile, sazonada de varios Gin&Tonic.

Uno de nuestros compañeros de farra –ya un tanto pasado de vueltas- abandono nuestro grupo para acodarse en la barra junto a un grupo de encantadoras señoritas que no alcanzaban la treintena.

Supongo que esa es una de las peores excentricidades de los cuarentones: en cuanto tomamos tres o cuatro güisquis nos vemos más jóvenes, más encantadores y nos lanzamos a hacer el ridículo sin miramientos.

La primera consecuencia de su desmesurada voluntad por “ligar” fue precisamente esa: un morrocotudo fracaso acompañado del jolgorio generalizado -dentro y fuera de nuestro grupo-. La segunda consecuencia fue el monumental cabreo de su mujer.

Tratamos de quitarle hierro a la situación, entre todos. Como yo estaba a su lado, estuve mas atento al tema: hice bromas, distraje la conversación, etc.. Todo ello dentro de la casta voluntad de evitar el mal rollo que producen las broncas conyugales en medio de una noche divertida.

Llegadas esas “altas horas de la madrugada” que hacen aconsejable retirarse, mi mujer y yo decidimos marcharnos. Así que procedimos a despedirnos de todos. Saludos, besos y abrazos.

Cuando llego el turno de nuestra despechada amiga, fui a besarla en la mejilla izquierda, y ella recibió mi primer beso girando levemente la cabeza, lo que trajo como consecuencia el roce de las comisuras de nuestros labios.

Al acometer el beso a su mejilla derecha, ya con un mosqueo creciente, me sorprendió girando su cabeza hasta situar sus labios justo frente a los míos, y sin más besarme.

¿Un descuido? Un gesto distraído? ¿Una muestra de agradecimiento por mis atenciones? No se, lo deje correr y trate de no darle importancia. Es una buena amiga de mi mujer y su marido es amigo mío. Preferí no sacar las cosas de quicio y olvidarlo.

Justo en el instante de marcharnos, se produjo la llegada de otro grupo de amigos. Mas saludos, mas abrazos “¿No os iréis a marchar ahora?” Vuelta asentarnos. Otro Gin&Tonic. Y otros tres cuartos de hora de cháchara y baile.

Transcurrido ese tiempo, ya nos pareció mas que prudente marcharnos. Nueva ronda de besos a todos/todas.

Cuando llego el momento de besar a mi compañera de mesa, estaba preocupado. Pensé en saltarme el turno, pero tampoco me pareció necesario. Además, la curiosidad me podía. Y mi vanidad de Leo perdido, también.

Me acerque a ella, afiance su cintura y me dirigí hacia su mejilla izquierda nuevamente. No se corto. Estrello sus labios contra los míos, ligeramente entreabiertos. Y al repetir el movimiento contrario volví a topar con su boca, esta vez algo más que entornados. Note la humedad de su lengua y me asuste. No es que me desagradara, pero me invadió el pánico: nos rodeaba todo el mundo, su marido, mi mujer, nuestros amigos….Aquello era una locura, ¿no se daba cuenta de lo que podía pasar?

Me retire a toda prisa, continué saludando y dando besos mientras deseaba que nadie se hubiera dado cuenta. Cuando por fin salimos del local, íbamos con otra pareja, nuestra conversación giro en torno a los típicos temas triviales, sin mención alguna a lo que yo me temía como un fiasco descomunal.

Por fin llegamos a casa y no hubo ningún comentario. No se si todo fue una fabulación mía, un deseo escondido o el efecto amplificador del alcohol en la madrugada. Me fui a la cama menos preocupado.

Sin embargo, la humedad de su lengua continuaba en mis labios.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

jijijijijiji. Pero que cochino eres. jejejejeje. "Pensamientos y alcohol" el titulo del post.

guadalmedina dijo...

Cochino?
"pensamientos y alcohoo"? ese comentario precisa aclaraciones. Te estas haciendo un poco perezosa, tus comentarios son escuetos, casi laconicos y no encuetro nuevos post en tu blog.

Animate. Si eres mas trabajadora, te enviare algun post cochino de verdad

Anónimo dijo...

Perdone el señor. Quería decir que tienes muchos pensamientos obscenos. Y tú,,, que parecías tan modosito. jejejejejeje.
Oyeeeeeeee, es no entra nadie más en tu blog???????. Discutiríamos más. Me da un poco de miedo estar contigo a solas. jajajajajaja.
Un beso.

guadalmedina dijo...

Supongo que no soy demasiado interesante de leer, y no debo de incitar a ninguno de los otros lectores ninguna sensacion suficientemente potente como para dejar algun comentario.

Miedo?????
Seguro?
No sabria decir quien asusta mas a quien.

Anónimo dijo...

Miedo de mí????????. Anda ya.