lunes, 22 de octubre de 2007

Ascuas

Estoy francamente vago. Hace ya cinco días que no escribo nada. No es que no tenga nada que contar, es que se me acumula el trabajo y dejo esto de escribir para otro día, y claro…

En estos días, ha mejorado mi relación con C. Ha tenido altibajos –es que yo soy un poco ciclotímico- pero en general estoy muy contento. Hemos tomado café un par de días y hemos comido otro. La relación ha sido muy fluida, y hasta me atrevo a decir que hemos llegado a ser más sinceros el uno con el otro de lo que habíamos sido antes.

Su presencia sigue siendo turbadora para mí. Me gusta, me enamora, me encandila, me excita, me provoca, me apasiona, me emociona, me enciende y me enloquece. Pero también me sosiega, me calma, me serena, me desarma, me repone, me refrena y me hace sentir su paz.

Mucho me temo que el sentimiento es mutuo. Su mirada encendida, su respiración agitada, su continuo disimulo, su tono de voz….. Todo me indica que la pasión persiste entre los dos y ambos la escondemos para no estropear esta situación que hemos alcanzado.

La ventaja de esta situación –que ojala dure mucho- es que nos permite, no solo ser sinceros con el otro, sino –al menos en mi caso- aclararnos con nosotros mismos. Hemos hablado de muchas cosas: de nuestra relación, de mi relación familiar, de su nuevo novio, etc... Y lo hemos hecho de forma clara y abierta, rechazando aquellas cuestiones que no tocaba discutir y abordando los que creíamos que debíamos aclarar.

Hay un tema que sigue flotando en el ambiente, y que pese a que lo abordamos con bastante sinceridad, va ha seguir creando una cierta tensión. Se trata –como no- del sexo.

Cuando un guionista de cine o de TV pone en marcha una relación amorosa entre dos personajes, va creando y recreando una tensión erótica entre ellos que suele crecer de forma progresiva y que finalmente se resuelve con una eclosión sexual mas o menos explicita.

Hay ocasiones en las que el guionista no es capaza de encarrilar bien el desarrollo de esa tensión y no llega a resolverla adecuadamente, al publico le queda la impresión de que entre los personajes hay un asunto pendiente, y no termina de cuajar cualquier relación que entre ambos se desarrolle.

Pues bien, entre nosotros existe esa tensión sexual, que no se va ha resolver y va ha ir dejando un poso de urgencias guardadas y deseos escondidos que quizá se conviertan en sexo para nuestras parejas, o en puro onanismo, fruto de no querer compartir con nadie mas que con el otro ese deseo.

El tiempo dirá. Sin duda el deseo esta ahí, a pesar de que yo este mas gordo.

Por cierto, el viernes me encontré con la amiga de mi mujer. Si, con aquella del “espejismo”. Estuvimos correctos y encantadores. Supereducados de la muerte. Nos besamos en las mejillas –si, sin giros- y nos saludamos muy cordialmente.

Eso si, tratamos de evitarnos todo el rato, de hecho casi ni nos miramos a la cara. Sin duda fue un espejismo y alguna copa de más.

No hay comentarios: