miércoles, 9 de julio de 2008

Volver




Un amigo, un amigo de verdad, es un tipo que te quiere y al que quieres. Es alguien capaz de entenderte sin que tengas que decir una palabra. Es quien se sienta a tu lado. Es paciente contigo, es amable, no lleva la contabilidad de tus desaires, te aguanta y aguanta tu mal humor, tus malos modos. Espera a que todo pase. Se alegra de tus exitos y sufre con tus fracasos. Se preocupa por ti y te escucha. Te escucha en silencio, aunque no tengas ganas de decir nada, sabiendo que para cuando quieras decirle algo, o quieras llorar, el debe de estar allí.


Por eso, hay veces que cuando te sientes solo, dolorido y desconsolado, vuelves la vista a tras y solo atisbas a ver la sombra de ese amigo. Entonces te sientes aun peor, te sientes casi un miserable, sientes que solo lo buscas cuando algo no va bien, cuando nada va bien. Sin embargo el sigue ahí, sin inmutarse, sin echarte nada en cara. Se sienta a tu lado y te invita a que le cuentes con un simple “¿Cómo va todo?”


En alguna medida esta bitacora es para mi como ese amigo. De vez en cuando me alejo, me embarco en mi propia vida y me olvido de contarle, de escribirle. Y al cabo del tiempo, cuando me siento mal, corro a su abrigo virtual para decirle “Estoy jodido” y a partir de ahí, desahogarme, llorar o reir entre sus paginas.


Hace más de un mes que no asomo mis sentimientos por aquí, y la verdad es que ha habido de todo. Han sido las fiestas de mi ciudad y ha sido fantástico, absolutamente, por muchos motivos. He tenido ocasión de recibir a amigos que venían de lejos y he podido compartir con ellos momentos muy agradables. Ha finalizado el curso y he visto como mi hijo se sentía orgulloso de sus resultados –y mas orgulloso aun-. He sufrido la Eurocopa y he seguido con verdadera admiración la campaña de marketing que puso en marcha el canal Cuatro -¡Podemos!-.

He seguido padeciendo la indiferencia, la desconfianza y la estupidez del tipo del despacho grande de enfrente. La marcha de un buen amigo a otro destino me ha causado verdadera amargura y no poca zozobra. Y finalmente he vuelto a cagarla, clavando algún clavo mas en el ataúd de olvido y frialdad que poco a poco amenaza con sepultar lo que algún día fue un gran amor..

Con todo y con eso sigo aquí, trato de sobreponerme a todo. Busco algún rato para escaparme a la playa solo y disfrutar de unos rayos de sol y de la brisa. Intento adelgazar –con más voluntad que éxito- He reducido mi ingesta de Gin&tonic, intentando rebajar mi peso, he comenzado a caminar/correr, aunque mi esguince me esta matando y trato de encontrar en las rebajas alguna de esas camisas maravillosas que hacen que un día normal se convierta en un día perfecto. Pero ni encuentro la camisa, ni me veo mejor. Me siento viejo, feo y gordo, aunque aun aparezca por las esquinas de mi vida alguna mujer que diga que estoy “muy bien”.

No hay comentarios: