viernes, 11 de julio de 2008

Verbena

Cancion


He estado de verbena. La Verbena de la Virgen del Carmen. Desde hace mas de 30 años, cuando el Club Náutico del que soy socio organiza esta Verbenea, es como si dieran el pistoletazo de salida del verano, del verano de mi niñez y mi adolescencia, del verano de la felicidad.

Recuerdo el año que cumplí 14. Como cada verano acudí puntual a la cita de la verbena del Club. Fui andando desde casa, acompañado de un nutrido grupo de amigos. Por entonces yo era inseparable de mi amigo Pepe, Pepito. Una vez allí, conocimos a unas chicas de Elda y yo –que soy tonto del culo- me enamore perdidamente de una de ellas.

Era mayor que yo, morena, de pelo largo y con unos ojos precios. Era seria, formal, casi seca, con vocación de mandar y enseñar –no obstante ha terminado siendo maestra-. Salía con un chico mayor que ella, de buena familia y muy, pero que muy formal. Sin embargo, aquella noche nos miramos, nos quedamos embelesados y pasamos el rato charlando sin atender a la hora.

La acompañe a su casa y por el camino nos cogimos de la mano. Aun hoy, recuerdo aquella ocasión, como un momento delicioso y tierno –aunque excesivamente sudoroso-. Su padre nos espero atento desde el bacón y cuando me beso –porque me beso ella- escuchamos un grito áspero y agresivo que nos helo la sangre. Salio corriendo y no volvió al baile del día siguiente –estaba castigada- Sin embargo aquel verano, fue nuestro. Le pedí que “saliera” conmigo y cuando me dijo que si, creía que me moriría.

Nunca me había hecho caso ninguna chica y ella me miro y me dijo que “le gustaba”. Me sentía el rey del mundo y al final de aquel mes de agosto –como siempre pasa en estos casos- cansados el uno del u otro e incapaces de sostener una relación, por la edad, la inmadurez y nuestra propia adolescencia, “cortamos” y nos quedamos jodidos y solos.

Transcurridos mas de 30 años, aun la veo por la playa algunas veces no puedo evitar sentir una profunda ternura. Suele ir acompañada de su hija. Se ha casado un par de veces y tiene un aspecto más serio y más estricto del que tenia a sus 14 años, sin embargo cuando la veo, toda mi adolescencia se me viene encima, sin piedad, y me siento mayor y un poco triste de la mano de los recuerdos de aquel niño que fui.

Treinta años después, la Verbena de la Virgen del Carmen me acerca al mar, a mis recuerdos, a mi adolescencia y a viejas felicidades.

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