viernes, 21 de septiembre de 2007

Bienhallados

Es curioso que hoy decida comenzar esta aventura en forma de bitácora. Cuando la vida la aprieta, y jode, uno siente la irrenunciable necesidad de buscar a alguien que le escuche, que le entienda, que le consuele.

El problema es que hay secretos tan hondos, tan escondidos que no se pueden descubrir sin hacer daño a terceros. Entonces te das cuenta que la única manera de compartir tu dolor sin desvelar tu secreto es contarlo a todos, diluyéndote en este espacio inmenso e intenso que nos ofrece la tecnología. Por eso he comenzado hoy este Blog.

Todo comenzó hace tres años, siete meses y diez días. La culpa fue de Juan Luis Guerra que nos unió con un merengue ripiao que nos llevo a darnos cuenta de nuestra mutua existencia tras un año de mirarnos sin vernos. Durante el baile nos miramos, nos descubrimos, nos rozamos y desde luego nos enamoramos.

Desde ese día, cada día hemos buscado/encontrado un momento para estar juntos y compartir nuestra intimidad, nuestros problemas, nuestras alegrías, en fin, nuestra vida.

Nadie me escuchaba con más atención, nadie la entendía mejor, ningún espacio era tan íntimo, tan accesible, tan abrigado y tan confortable como nuestra relación. Tenía sinceridad, buen humor, complicidades, solidaridad, amparo y un sexo celestial, que nunca habíamos disfrutado antes.

Nuestra ardiente historia echo a andar una noche fría de febrero, casi sin querer, de forma parecida a “los informales” de Benedetti. Desde allí deambulo por días felices y tristes, discusiones tontas, ajustes de carácter, discrepancias profundas, carnalidad concupiscente, sorprendentes descubrimientos, amistad, amor, deseo, dificultades y unas inquebrantables ganas de estar juntos.

Pero nada dura eternamente. Las escollos eran/son muchos y no son fáciles de superar. Para empezar yo estoy casado. Felizmente casado. Tengo un hijo y no tengo –o al menos no tenia- voluntad de acabar con mi matrimonio.

Ella esta divorciada, vive sola, lejos de su familia y de sus amigos. Pero a cambio esta casada con su trabajo. Vive para, por, según, con, contra, de, desde, hasta y mediante su trabajo. Y su trabajo consiste –básicamente y de forma muy burda- en simplificarle la vida a un ejecutivo de un cierto nivel. Eso supone hacer de secretaria, asistenta, mayordomo, chica de los recados, banquera, contable, costurera, chofer, babysitter, etc, etc, etc…… La consecuencia lógica (¿?) de esa actividad es que vive su vida en función de la vida de otro, o mejor dicho de otros. Su celo para la privacidad de su jefe –su Amo y Señor- su resignada entrega, su férrea voluntad en el servicio, le llevan a aplazar cualquiera de sus necesidades, aspiraciones o deseos.

La consecuencia lógica (¿?) de esa entrega desmedida es que, como la santa de Avila, “vivo sin vivir en mi/ que tan alta vida espero…”. Si a eso le unimos su extremada sobriedad, su estricta educación, su deseo de invisibilidad y su origen castellano viejo, hacen de C. una mujer solitaria, melancólica, en ocasiones taciturna, casi sombría y no siempre demasiado comunicativa.

Nuestra relación se convirtió en refugio y báculo para los dos. Cada uno de nosotros encontraba el apoyo necesario para seguir en unos roles que no siempre nos gustaban, pero que teníamos que sobrellevar como Sísifo arrastrando su castigo.

Al cabo de un tiempo, se nos quedo pequeño. Necesitábamos más. Más y mejor. Yo echaba de menos su tiempo –siempre al servicio de su Amo- y ella echaba de menos el mío –destinado a mi familia- y sobre todo comenzaron a florecer las crisis de mala conciencia.

Hubo escaramuzas, desencuentros y algún que otro combate duro. Llegamos a acuerdos, que rompimos –sobre todo yo-. Establecimos horarios –no interrumpir la película, no llamarme en horario de familia, no llamarla en fin de semana con su familia, no abrumarla con regalos etc.….- Renunciamos al sexo –nunca supe porque- y a mas cosas con tal de tratar de conservar aquello.

De nada sirvió. Nuestra relación hacia aguas, sin saber exactamente porque. Bueno, sin saberlo yo. No supe leer las señales, ni interpretar los mensajes. No supe o no quise –inconscientemente-.

El caso es que llegado agosto surgió la posibilidad de irse de vacaciones. Le busque un destino. Tramite su viaje, Le prepare mapas, guías, etc…El día antes de marcharse fui a su casa. Le preparé el desayuno, le compré flores e hicimos el amor con pasión, y con cariño, como si fuera la última vez (¡!) Ese día se cumplían tres años y medio de nuestro primer encuentro.

Y comenzaron las vacaciones. Cada uno por su lado, lejos, muy lejos y solos. Solos? Yo iba con mi familia (“las vacaciones bien o en familia?) y ella conocio a un encantador músico del sur que debio tocar/tocarle la mas bella de las melodías.

Fue el principio del fin. Y el principio de este Blog.

A la vuelta, en septiembre, todo se fue al carajo. Me planteo con una entereza imperturbable cual era la situación: Ella no quería estar conmigo en esas circunstacaias (casado infiel), adicionalmente se había ilusionado con su aventura musical y si finalmente yo decidida cambiar mi estado civil, deberíamos esperar un tiempo –no corto- para que pudiéramos reiniciar (ojo, no retomar) nuestra relación, de suerte que ella no se sintiera culpable de mi ruptura y nuestro entorno tampoco pudiera culpabilizarla.


Eso si, quedo claro que soy una de las personas mas importantes de su vida. Que me quiere mucho y que desearía, al menos, que pudiéramos mantener una buena amistad (¿le suena esto a alguien?) Si no fuera por lo que me dolió y por lo que llore, podríamos simplificar la oferta con la cómica disyuntiva de “susto o muerte”, y fue muerte.

A partir de ahí, las cosas están como siguen: Ella ha vuelto a la férrea disciplina laboral en torno a su Amo, viaja a ver a su novio y lo recibe en casa, disfruta de la compañía de sus nuevos amigos y familia (de su novio). Soporta la presión que yo le provoco, mis llantos, mis depresiones, mi rabia y mis agravios. Yo sigo casado. Con una situación familiar tensa que no identifica las causas del desasosiego. Vivo jodido, deprimido, hundido, sintiéndome abandonado y sin comprender que he hecho mal.

Lo peor es que no se que hacer. Da igual que cambie mi estado civil (drama personal y familiar incluido), no tengo futuro y eso me desconcierta. ¿Que he hecho mal? ¿Que puedo hacer? ¿Como coño va ha terminar esto?

No lo se. Soy un mar de dudas. Mi única esperanza es que todo se acaba: tanto el amor, como el desamor.

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