lunes, 15 de septiembre de 2008

Agobios

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos –
esa muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
Cesare Pavese



Mi amigo JC escribe un artículo sobre el Centenario de Pavéese y lo inicia con el primer verso de este poema.

Hoy me siento un poco como se sintió el escritor piamontés al escribir esas líneas. No soy tan depresivo como él –ni tan deprimentemente genial-. Tampoco me agobia ese malestar existencial que caracterizó su vida, si embargo hoy siento un cansancio inmenso, una opresión que me ahoga y una desesperanza atroz.

Ya se que el bueno de JC diría –con esa sorna genial que le acompaña- que lo mío son gases, que tanta opresión no da ni para una agina de pecho. Sin embargo llevo varios días enfadado con el mundo y me siento agotado, exhausto física y anímicamente. Seguro que no es más que un poco de flojera melancólica mezclada con los efectos del sobrepeso, fruto de los excesos veraniegos

Nada que no cure unos ejercicios respiratorios, un poco de dieta y “los versos del Capitán”.

No hay comentarios: